viernes, 22 de noviembre de 2013

Los diez establecimientos más antiguos (5). Restaurante Botín

Es posible que ocupe el número 5 por orden de antigüedad, pero es uno de los restaurantes más tentadores de la capital, uno de esos sitios cuyas interioridades todo el mundo quiere descubrir en algún momento por su merecida fama.

Si no fuésemos en bici, bajando por el arco de Cuchilleros, lo encontraríamos de inmediato. Si llegamos en bici a la plaza Mayor, saliendo por el arco de la calle Toledo, tomamos la primera a la derecha, que es la calle Zaragoza. Unos metros más adelante desembocamos en la plaza de Puerta Cerrada y allí giramos nuevamente a la derecha para encontrarnos en el número 17 de la calle Cuchilleros con uno de los restaurantes más laureados del mundo, el restaurante Sobrino de Botín.

Este establecimiento data de 1725, cuando un cocinero francés, Jean Botin, y su esposa asturiana, abren en este local una casa de comidas. Hoy se dice que es el restaurante más antiguo del mundo y así lo atestigua el documento que exhibe en su fachada, que lo acredita como tal en el libro Guiness. Tiene muchos otros merecimientos, además de una excelente comida. La revista Forbes lo sitúa en tercer lugar entre los restaurantes clásicos del mundo y, según se cuenta y parece demostrado, aquí trabajó como limpiaplatos un joven llamado Francisco de Goya. En Botín siempre se ha reivindicado la tradición de los asados castellanos, siendo el cochinillo (de Segovia y Ávila) y el cordero (de Aranda) los platos más solicitados, que se siguen haciendo hoy en día en el mismo horno moruno con leña de encina, como en 1725. Cuando el matrimonio fallece, se hace cargo del negocio un sobrino de la esposa de Botin. Y sigue hasta nuestros días en manos de la familia.

Con esta larga trayectoria, el lugar ha merecido la atención de ilustres escritores. El norteamericano Ernest Hemingway fue uno de sus fieles clientes y lo menciona en Muerte en la tarde y en Fiesta. Lo mismo hicieron otros escritores anglosajones, como John Dos Passos, Scott Fitzgerald, Graham Greene o Frederick Forsyth, y también españoles, como Benito Pérez Galdós, Indalecio Prieto, Ramón Gómez de la Serna o Carlos Arniches. 

De su amplia y acreditada carta destacan la ensalada Botín, la sopa de ajo, el revuelto de la casa, las almejas, los chipirones en su tinta y, sobre el resto, el cochinillo o el cordero asado. De postre, algunas especialidades madrileñas como los bartolillos, la tarta Botín, la tarta de queso con chocolate blanco o la copa Mascarpone con mango. Se acierta siempre.

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